¿Será la solución?

ARTÍCULO INTERPRETATIVO

Por: Deysi Llamocuri Carrasco                  

La justicia está en sus manos. Ama llulla, ama qilla y ama suwa, son normas de convivencia de los incas que aún lo revaloran los denominado0s  justicieros comunales.

Los Justicieros Comunales son personas que buscan restablecer el orden social. Podemos ubicarlos tanto en las zonas rurales como también urbanas, tienen el fin de impartir justicia y acabar con la delincuencia, pero sin la ayuda de la Policía Nacional. Una justicia que se ejerce con violencia contra quienes transgreden las normas y leyes de una sociedad.

 

Una  sanción que busca restablecer el orden moral colectivo y producir con ello una sensación de justicia y armonía en la colectividad. Entonces, la justicia colectiva busca sancionar todo acto de delincuencia sin la intervención de la PNP. Estas sanciones podríamos llamarlos linchamientos colectivos, que podemos definirlos como reacciones ante la inseguridad y la ineficacia del Estado para prevenir o reprimir un delito.

Para estos justicieros existe una cierta ineficiencia en el Estado para tratar aspectos o situaciones de delincuencia, que muchas veces lo han vinculado con la corrupción por parte de las autoridades y en este caso por los que ejercen la justicia, entre policías y jueces, que casi o nada hacen al respecto. A consecuencia de estas irregularidades son los justicieros comunales quienes ejercen justicia que va acompañado de mucha violencia.

Se han visto casos como los de Huancayo, Juliaca,  Ayacucho, Huancavelica, donde se ha ejercido este tipo de justicia, a base de golpes, latigazos, donde se les ha paseado por las calles,  desnudos,  con unos carteles en el cuello y  ensangrentados. Una justicia que trae consigo más violencia.

Personas que con este castigo ya no volverán a cometer ningún delito,  pero si se quiere restablecer el orden moral a través de esta sanción sangrienta, en verdad ¿Estarán solucionando el problema?

La agresividad no es solución para detener la delincuencia, es un impulso más para ejercer la violencia.